Muchas gracias a J. G. por enviarnos esta foto.
Por Carlos Pais Lorenzo · Al igual que tenemos en nuestra tierra al pastor garafiano, a la graja, las cabras o abejas, entre otros tantos seres que forman parte de la biodiversidad de la isla en la que habitan, también tenemos nuestro ganado vacuno, y aunque no lleva tanto tiempo aquí como otras especies nombradas anteriormente, desde que llegaron hasta el día de hoy se han vuelto nuestra, y nos han aportado mucho, tanto a nivel de trabajo como de recursos. Nuestro ganado vacuno se le conoce como Raza Palmera, pero llegó de manos de los conquistadores hace ya mucho tiempo. A diferencia de otras especies como el caprino, esta raza no se encuentra ligada a la cultura aborigen, y fue en el siglo XIV cuando fue introducida en la isla, llegando hasta nuestros días. Según muchos historiadores y biólogos se cree que proviene de la Vaca Rubia Gallega, pero también con influencias de otras razas Galaico-Portuguesas. Es una de las dos únicas razas vacunas autóctonas de las Islas Canarias, siendo la otra la Vaca Canaria que se distribuye por varias zonas de nuestro archipiélago. La Raza Palmera es exclusiva de La Palma, algo que la hace aún más atractiva y valiosa, o así debería de ser, y ha sido catalogada como Raza de Protección Especial desde 2008. Hoy en día las explotaciones de este ganado son familiares y en su mayoría tienen pocas cabezas de ganado, de dos a tres por familia, y la mayoría de los ganaderos combina la estabulación con el pastoreo. La alimentación es a base de los recursos de la isla, desde el monte picado, a forrajes autóctonos, incluyendo en la dieta también hojas y tallos de plataneras. Es habitual usar como cama para los animales monte picado y en otros casos el pinillo de nuestros pinos, aprovechándose todo eso como estiércol para la agricultura de la isla, siendo las explotaciones plataneras una parte importante a la hora de comprarlo y usarlo, cerrando así en muchos casos un ciclo entre el animal el hombre y la tierra. Es importante señalar que a día de hoy y ya hace tiempo atrás, una cantidad importante de ganaderos mantienen las vacas en su explotación con una finalidad pura y exclusivamente de belleza, bien para llevarlos a las ferias o disfrutarlos en sus terrenos. Existe un grave problema de relevo generacional, pues los tiempos van cambiando, y todo trabajo relacionado con el campo, la agricultura o el entorno rural se ven enfrentados a un mundo donde todo se va globalizando y el capitalismo y grandes corporaciones van acabando con nuestras costumbres, formas de vida e incluso culturas antiguas, quedando todo esto poco a poco en el olvido.