Leo por ahí que nuestras autoridades van a señalar los antiguos cantones o menceyatos aborígenes, me imagino que para hacer más inteligente aún – si cabe – a nuestra isla querida. Bueno, si señalan los antiguos cantones, y por supuesto que, siendo tan inteligentes como corresponde a nuestra Smart Island, se habrán dado cuenta de que en primer lugar esos nombres creo que han sido castellanizados por un fraile que me imagino que lo habrá hecho atendiendo a una sonoridad más castellana que bereber, y como topónimos de una gran belleza, me encantan esos nombres, no sólo los de los 12 reinos sino otros nombres, como Argual, Tirimaga, Tigerorte, Tenisca, Taburiente y un largo etcétera, y en segundo lugar cómo evitar confusiones teniendo en cuenta que tales nombres no coinciden exactamente con los límites de los catorce municipios, y por tanto, cómo sabremos si aún estamos en Tagaragre sin salir de Barlovento o cuánta Garafía queda al salir de Tatalguén, y si el GPS ya no se aclara demasiado con nuestras carreteras y municipios pues lo irregular del terreno, los barrancos y barranqueras no se lo ponen nada fácil. Imagínense el lío si dividimos los catorce municipios en los doce cantones, sobre todo cuando algunos topónimos coinciden con el nombre de la comarca y otros no, pueden coincidir en parte Aridane, Tihuya, Jedey, Tenagua, Tigalate, y otros sembrar duda y confusión. Pero estoy seguro de que nuestras autoridades antes de lanzar las campanas al vuelo ya habrán pensado en todo esto y tienen una solución para que el turismo sostenible no choque con una toponimia insostenible aunque hermosa, y ya saben que, como dijo el poeta, “la belleza siempre subsiste”.