Ya hace unos años que tuvimos en La Palma una gran polémica que saltó a todos los medios sobre un proyecto de dos grandes artistas polifacéticos, uno canario y el otro vasco, para redecorar Garafía, nada menos. Algunos defendíamos que su trabajo estaba bien para plazas, aeropuertos y urbanismo en general, y que ellos no habían inventado los colores y Garafía si. Uno de ellos me puso a parir, literalmente, pero ya conoces mi frase hiperbólica: En un principio Dios hizo Garafía y con lo que le sobró hizo el resto. Lo grande es que el vasco vendía ese redecorado de la natural como único y blablabla, y lo que se oponían decía que esa moto la había vendido ya en varios lugares de España, uno de ellos muy cerca del lugar donde yo nací, vamos limítrofe, en Orense. Bueno, eso sin menoscabo y reconociendo el talento como pintor y ambientalista del que ahora quiere redecorar La Bombilla, uno de esos lugares entrañables de costa que tanto nos gustan a los palmeros y que la ley de Costas no comprende. Como estamos en época de apagones espero que no apaguen la Bombilla, que tal vez sólo necesite un poquito de chapa y pintura, aunque en todo caso, hagan lo que hagan, que sea con el beneplácito de una amplia mayoría de vecinos bien informados, que volviendo al tópico de moda, nadie tiene más luces que el sentido común del pueblo, y nadie debe arrogarse el poder de apagar la Bombilla, así, por la cara.