Es un hecho de sobras conocido que sólo hay dos obras humanas que se vean a simple vista desde la Luna: la Gran Muralla china y el Aeropuerto de Mazo. Hay amigos de la retranca palmera, como forma de humor local, que dicen que en realidad la nueva terminal fue concebida como un homenaje muy merecido a los parederos palmeros, auténticos titanes en el arte de dominar la accidentada geología de la isla. Se dice además que el parking del aeropuerto es el que presenta más dificultades logísticas en relación a su tamaño, como si hubiese sido creado por un diseñador de videojuegos o de laberintos. Las tazas de los baños no se ajustan al tamaño del trasero palmero estándar y ya hay a quien se le ha escapado un vuelo por haber quedado empenado. Debido a todo esto, la mayoría de los ciudadanos aparcan entre la Bajita y Casa Goyo. Ahora Aena proyecta reformas de calado, en todos los aspectos, y la verdad, visto lo visto algo de miedo si que da, no sea que se les ocurra, teniendo en cuenta la moda vigente, aplicarle a todo la inteligencia artificial. Por cierto, no se si tienen previsto esos temblores delante de la terminal, cada vez que pasa un vehículo, el suelo tiembla bajo nuestros pies, no sé si es para que nos vayamos acostumbrando a la emblemática inestabilidad de la isla. En fin.