Al parecer estamos en tiempos de profecías y vaticinios catastrofistas. Bueno, hay dos clases de profecías, las catastrofistas a secas y las catastrofistas positivas para las que cuanto peor mejor, así podremos construir un mundo nuevo partiendo de cero, vamos, una especie de apocalipsis civil a la carta. Será que al ver la serie de Apple Fundación recuerdo mis tiempos de lector voraz de ciencia ficción, y la cumbre sigue siendo los tres tomos de la Fundación de Asimov. Hay que guardar como sea la sabiduría heredada y para mi gusto desperdiciada por la humanidad para no tener que partir de cero después del Apocalipsis. Previa consulta con mi profeta de guardia he llegado a la conclusión que el Apocalipsis de verdad, el auténtico, el que vio San Juan en Patmos, se está retrasando por razones operativas, mientras tanto, y aquí me pongo serio, o si ustedes lo prefieren grazno en serio, vamos teniendo apocalipsis parciales, signos y cifras del desastre que nos amenaza si seguimos deshumanizándonos, apocalipsis parciales, repito, como esos diez mil quinientos, no recuerdo la cifra exacta, de emigrantes muertos en el mar cerca de nuestras costas, pero seguro que si contamos en origen y prolegómenos deben ser muchos más, y eso no se justifica ni para los países de origen ni para los de destino.

Y tenemos otros apocalipsis parciales como Palestina, Ucrania, Siria etc etc, sin contar DANAS como la de Valencia sin ir más lejos, y gobernantes que hacen lo imposible para que perdamos la fe en una solución viable para todos, en la política en el sentido más aristotélico del tema, algo así como administrar sabiamente los recursos necesarios para una convivencia pacífica y constructiva. Aquí seguimos con la política del cangrejo, retrasando lo que hay que hacer y gastando en lo superfluo, como esa manía de convertir la sencillez y sobriedad que tenía la celebración del amor de Cristo en un alarde pirotécnico, una competición de a ver quien alumbra mejor la Navidad. Definitivamente necesitamos otras luces. Pues este es mi graznido: Feliz Navidad y Prósperos apocalipsis. Todo será para bien, pues la historia demuestra que los desastres nos vuelven solidarios y compasivos.

Por cierto, después de ver la serie de Netflix creo que el Cabildo ya está tardando en construir un arca como la de Noé.